Enredando por la red, me he tropezado con un blog, de un hombre muy singular, solo sabemos de el que reside en Valencia, es hombre, soltero y licenciado en la buena vida, además sabemos por el que nada importa.
Bueno pues el hombre misterioso me ha sorprendido de como ha escrito de Morante, claro, conciso y al grano. Me voy a tomar la licencia y os voy a copiar todo el post.
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Bueno pues el hombre misterioso me ha sorprendido de como ha escrito de Morante, claro, conciso y al grano. Me voy a tomar la licencia y os voy a copiar todo el post.
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Morante de la Puebla es matador de toros.
Fuma puros en el paseíllo. Pinta, boxea, pasea con chistera y cría gallos de pelea. Tiene un bar y sirve copas.
Caza patos sin escopeta.
Fuma puros en el paseíllo. Pinta, boxea, pasea con chistera y cría gallos de pelea. Tiene un bar y sirve copas.
Caza patos sin escopeta.
Morante lo ha pasado mal.
Ha sufrido depresiones. Miedos, pesadillas y angustias.
Un año de retiro y sesiones de electroshock en Miami.
Morante estaba mal porque no se encontraba. Porque estaba perdío y porque demonios, planta su alma y sus cojones delante de un bicho de 600 kilos.
Difícil faena, maestro.
La de saber quién eres.
Reivindicar a Morante es hacerlo con una parte de nosotros mismos.
Esa que olvidamos por culpa de las hipotecas, los domingos por la tarde y la anestesia de sofá, tele de plasma y misionero.
Es fácil ser otra persona.
Es fácil presidir la mesa, esconder un as en la manga o recitar discursos ajenos.
Lo difícil es romper la baraja y mirar de frente.
Que es mirar hacia dentro.
Lo difícil es ser el otro.
Ser tú mismo.
Ser Morante.
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